Un reciente estudio generó controversia al identificar sustancias químicas peligrosas en los líquidos de vapeo al ser calentados. Las críticas por no tener en cuenta las condiciones de consumo real no se han hecho esperar.
El estudio publicado en Scientific Reports por el equipo del Royal College of Surgeons de Irlanda ha utilizado técnicas de inteligencia artificial para señalar los riesgos potenciales asociados con el calentamiento de los líquidos de vapeo. Sin embargo, las críticas de expertos de la industria, como Marina Murphy, asesora científica de la Asociación de la Industria del Vapeo del Reino Unido (UKVIA), plantean importantes cuestionamientos sobre la metodología y la aplicabilidad de estos hallazgos en escenarios de uso real.
Murphy cuestiona la metodología empleada argumentando que las condiciones del estudio no reflejan el uso real de estos dispositivos. Sostiene que los dispositivos modernos de vapeo, equipados con avanzados controles de temperatura, minimizan la formación de dichos compuestos tóxicos, lo que pone en duda la relevancia práctica de los hallazgos del estudio. Este debate resalta la necesidad de una evaluación más equilibrada y representativa de los riesgos asociados al vapeo, teniendo en cuenta tanto la ciencia como la experiencia de los usuarios.
De igual manera, Murphy ha manifestado su preocupación por la dependencia excesiva de modelos de inteligencia artificial en la evaluación de riesgos del vapeo. Ella argumenta que los niveles de calor necesarios para producir algunos de los compuestos tóxicos identificados en el estudio son tan altos que resultarían en un vapor demasiado cáustico para ser inhalado por cualquier usuario. Este punto sugiere que las condiciones experimentales bajo las cuales se identificaron los compuestos peligrosos posiblemente no replican de manera fiel las condiciones normales de vapeo.
Desde un punto de vista técnico, los dispositivos modernos de vapeo están equipados con controles avanzados de temperatura que previenen la combustión a niveles que podrían generar tales toxinas. La función de estos controles es precisamente evitar condiciones de calentamiento que lleven a la formación de productos químicos nocivos, lo que hace dudar de que los escenarios descritos en el estudio se manifiesten en el uso cotidiano.
Adicionalmente, estudios previos han demostrado que muchos de los compuestos nocivos identificados en investigaciones realizadas en condiciones controladas no se presentan en niveles significativos bajo uso normal. Por ejemplo, la literatura científica indica que los niveles de aldehídos y otros carcinógenos potenciales en el vapor de los cigarrillos electrónicos son considerablemente más bajos que los encontrados en el humo del tabaco tradicional cuando los dispositivos se utilizan correctamente.
Evaluación del riesgo en condiciones reales de uso
Investigaciones indican que la mayoría de los dispositivos de vapeo disponibles comercialmente están diseñados para operar dentro de un rango de temperatura que minimiza la producción de compuestos tóxicos. Además, la calidad y composición de los e-líquidos, cuando se producen bajo estrictas normas de fabricación, resultan en menores riesgos de formación de compuestos nocivos. Esto subraya la importancia de regulaciones estrictas y estándares de producción en la industria.
Es fundamental comparar los riesgos del vapeo con los del consumo de tabaco convencional. Informes de la Plataforma Española de Médicos por la Reducción de Daños del Tabaquismo y estudios como el del grupo Cochrane concluyen que los cigarrillos electrónicos son una herramienta más efectiva para la cesación del tabaco y son considerablemente menos dañinos que los cigarrillos tradicionales. Este contexto es vital para equilibrar el debate sobre la regulación y la adopción de políticas de reducción de daños.
Mientras que los hallazgos del estudio en cuestión aportan a la comprensión científica de los potenciales riesgos químicos del vapeo bajo ciertas condiciones, las críticas de Marina Murphy y las consideraciones adicionales resaltan la importancia de interpretar estos resultados con cautela. Las regulaciones y las políticas públicas deben basarse en una comprensión holística que incluya tanto estudios de laboratorio como evidencias de uso real para asegurar que las decisiones no solo sean científicamente sólidas, sino relevantes en la práctica para proteger la salud pública sin comprometer las ventajas potenciales del vapeo como una alternativa menos dañina al cigarrillo.
Fuente
Kishimoto, A., Wu, D. & O’Shea, D.F. Forecasting vaping health risks through neural network model prediction of flavour pyrolysis reactions. Sci Rep 14, 9591 (2024). https://doi.org/10.1038/s41598-024-59619-x
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