Carta abierta al presidente de la Nación Argentina
En relación con la disposición 3226/2011 de la Administración Nacional de
Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) que prohíbe la
comercialización del cigarrillo electrónico
Buenos Aires, a 12 de diciembre de 2023
Estimado presidente de la Nación Argentina, Sr. Javier Gerardo Milei:
El consumo de tabaco es la principal causa evitable de enfermedad y muerte en
Argentina. Cada año en torno a 225.000 argentinos enferman y casi 60.000 argentinos
mueren por enfermedades relacionadas con el tabaquismo.
A pesar de esto, todavía un 24,5% de la población argentina fuma. Argentina es el
segundo país con la tasa de fumadores más alta de toda América Latina, únicamente
superada por Chile. Aunque la tendencia es positiva y Argentina ha reducido esta tasa
de manera significativa en las últimas décadas, el problema del tabaquismo continúa
siendo muy grave y es necesario actuar con urgencia.
El precio del tabaquismo para Argentina es inasumible, no sólo en términos de salud
pública y vidas humanas, sino también en términos financieros. El costo de tratar los
problemas de salud de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo asciende a 33
mil millones de pesos argentinos, mientras que los impuestos al tabaco llegan a cubrir
solo 67,3% del gasto.
Sin embargo, aunque Argentina tiene una de las tasas de tabaquismo más elevadas del
mundo, una de las soluciones para atajar el problema se encuentra prohibida. La
disposición 3226/2011 de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y
Tecnología Médica (ANMAT) prohibió el 6 de mayo de 2011 la importación,
distribución, comercialización, publicidad y promoción de los cigarrillos electrónicos
bajo varias premisas erróneas, entre las cuales se encuentran las siguientes:
● La idea de que los cigarrillos electrónicos fueron diseñados para ser utilizados
en reemplazo de cigarrillos en los lugares donde se prohíbe fumar.
● La creencia de que la nicotina es una droga sumamente tóxica.
● El argumento de que falta evidencia científica que certifique el daño reducido
de los cigarrillos electrónicos para la salud en comparación con los cigarrillos
tradicionales o de combustión y su utilidad para dejar de fumar.
Esta prohibición se ha mostrado desastrosa y ha traído enormes perjuicios para
Argentina. En primer lugar, la prohibición constituye un ataque frontal a los derechos al
libre desarrollo de la personalidad, la información y la salud de usuarios y fumadores.
En segundo lugar, la prohibición ha resultado fallida. La prohibición no ha conseguido
alcanzar su propósito original, esto es, evitar el uso de cigarrillos electrónicos en
Argentina. El Estado argentino ha sido incapaz de implementarla, y todas las
actividades prohibidas se han trasladado a la ilegalidad. Ha fomentado el surgimiento
de un mercado informal considerable en el que los productos no se someten a
controles de seguridad y calidad ni regulaciones de ingredientes de ningún tipo; en el
que los usuarios se encuentran desprotegidos; en el que los menores de edad no ven
restringido su acceso a los productos; en el que los productos no pagan ningún
impuesto. En definitiva, se ha empujado al comercio de estos dispositivos al mercado
negro, con todos los riesgos que eso conlleva.
En tercer lugar, las premisas en las que se basaba la prohibición, concretamente la idea
de que la nicotina es sumamente tóxica y el argumento de que no existe falta de
evidencia científica sobre los cigarrillos electrónicos han quedado desacreditadas. La
agencia de salud pública del Ministerio de Salud británico Public Health England estimó
que utilizar cigarrillos electrónicos es un 95% menos dañino que fumar, y las revisiones
sistemáticas de la evidencia científica realizadas por Cochrane – la que se considera el
patrón oro de la evidencia científica sanitaria – han confirmado el nivel de daño
significativamente reducido y la efectividad para ayudar a dejar de fumar de los
cigarrillos electrónicos. Sobre este último aspecto, investigadores de la Universidad
Queen Mary han estimado que el uso de cigarrillos electrónicos es dos veces
más efectivo para dejar de fumar que las terapias de reemplazo de nicotina
tradicionales. En cuanto a la nicotina, la evidencia científica es muy amplia y coincide
en que, si bien es una sustancia altamente adictiva, es virtualmente inocua para la
salud.
En cuarto y último lugar, la experiencia internacional de varios países ha puesto de
manifiesto lo absurdo de una prohibición de este género. Países como Suecia y el Reino
Unido han permitido, cuando no promovido activamente entre los fumadores, el uso
de productos de nicotina alternativos como las bolsas de nicotina, el snus, los
cigarrillos electrónicos o los productos de tabaco calentado. Estos productos, dados sus
ingredientes y la no necesidad de combustión para su uso, si bien no son inocuos,
presentan todos unos perfiles de riesgos significativamente inferiores al de los
cigarrillos de combustión a la vez que permiten consumir nicotina en cantidades
similares. Estas dos cualidades han permitido a millones de fumadores en estos países
consumir nicotina de manera segura, minimizando su impacto en su salud, la salud
pública y el gasto sanitario. Así, Suecia se ha convertido en el primer país libre de humo
al alcanzar una tasa de fumadores inferior al 5% y el Reino Unido ha reducido la suya
en un 55% entre 2012 y 2021.
Todo lo anterior permite calificar la prohibición de los cigarrillos electrónicos como un
grave error y como un anacronismo. Esta no sólo no ha funcionado, sino que ha
empeorado la situación e impide cada día a millones de argentinos consumir nicotina
de una forma más segura. Asimismo, restringe la libertad de los adultos argentinos y
les trata con un paternalismo inaceptable, algo a todas luces incompatible con la
creencia en la libertad individual.
Por todo lo expuesto anteriormente, solicitamos al nuevo ejecutivo de la República
Argentina la derogación de la prohibición. Los productos de nicotina menos dañinos
tienen las características necesarias para permitir a millones de personas dependientes
de la nicotina consumirla de una manera menos dañina, lo que redundaría en enormes
beneficios para su salud, la salud pública del país y las finanzas del Estado.
Esperamos que el Sr. Javier Gerardo Milei tome en consideración nuestra carta y nos
ponemos a su disposición para trabajar juntamente con el fin de mejorar la vida de los
argentinos.
Atentamente: